miércoles, 7 de abril de 2010

La Universidad de Chicago

Fue fundada en 1891 por John D. Rockefeller y celebró sus primeras clases en octubre de 1892, un año después de Stanford. Es preciso conocer el entorno social de la época, porque es cuando nace la filantropía científica, es decir, sistemática, una tradición esencial en la cultura americana que, no sólo ha durado hasta el presente, sino que se ha fortalecido de forma continua. El origen de las universidades privadas modernas está firmemente entroncado en esta tradición.

En la época cumbre del capitalismo del laisser-faire, a finales del siglo XIX, se habían hecho unas fortunas inimaginables. Algunos de los potentados construyeron palacios de verano en Newport, Rhode Island, de un lujo extravagante (“summer cottages” les llamaron). Los Vanderbilt emplearon $11 millones de entonces ($170 millones de 1996) en construir y amueblar el suyo. En una noche memorable, el salón de baile del palacio de los Vanderbilt resplandecía con los uniformes de un histórico regimiento inglés y con las condecoraciones del cuerpo diplomático. Pero no había ningún oficial inglés ni ningún diplomático: se trataba de un grupo de actores contratados por la mujer de Vanderbilt para complacer a su marido, el cual se había vuelto loco y creía ser el Príncipe de Gales. Cuando el cuñado del zar Nicolás II visitó Newport, confesó que nunca había imaginado que tal lujo pudiera existir.[1]

Pero no todos los potentados fueron iguales. John D. Rockefeller, el más rico de todos, fue un hombre muy complejo. En la expresión de su biógrafo, Chernow, fue “una mezcla poco plausible de pecado y santidad”.[2] En sus años de capitán de empresa, como fundador de Standard Oil, fue un enemigo acérrimo del sindicalismo (actitud generalizada entre los empresarios de la época), e implacable en la lucha con sus competidores, hasta lograr que Standard Oil monopolizara la industria del petróleo. De convicciones religiosas profundas (era baptista evangélico) despreció siempre la ostentación, nunca tuvo un yate, ni caballos purasangre, ni vida de sociedad. Construyó varias mansiones, en las que disfrutaba de la vida familiar y de su afición al golf. A lo largo de su vida había hecho obras de caridad que controlaba personalmente. Pero a medida que su fortuna fue creciendo hasta convertirlo en el hombre más rico del mundo, se dio cuenta de que con las obras de caridad personales no podía conseguir nada importante. Se retiró de la dirección de Standard Oil y de sus otros negocios a los 58 años, y durante los 40 años de su retiro se dedicó de lleno a la filantropía. Creó la filantropía científica (sus palabras), es decir, la planificación y ejecución sistemática de la misma utilizando organizaciones centralizadas de control con métodos administrativos y de gestión análogos a los de una empresa.

Otro potentado contemporáneo de Rockefeller, Dale Carnegie, inmigrante escocés y fundador de United States Steel, publicó un ensayo titulado “Riqueza” que alcanzó una gran influencia, tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. Carnegie postuló que había que poner fin al capitalismo salvaje y al abismo existente entre los grandes empresarios y los trabajadores oprimidos. Para distribuir los beneficios económicos alcanzados, argumentó que los ricos deberían donar en vida la mayor parte de su dinero a causas nobles, y evitar de esta forma que las fortunas fueran malgastadas por herederos ociosos. Dejó una frase memorable: “el que muere rico muere en desgracia”. Fiel a su palabra, de los $400 millones de su fortuna, donó $350 millones a obras filantrópicas, entre las que destaca la construcción de 2.800 bibliotecas públicas en Estados Unidos, Inglaterra, Europa, Africa, y Fiji. Dejó $20 millones para una fundación para la paz, y otros $30 millones para garantizar rentas vitalicias a personas que habían estado a su servicio, amigos, etc. Rockefeller fue muy influenciado por el ejemplo de Carnegie y, cuando se inauguró la primera biblioteca Carnegie en Pittsburg en 1896, le envió su felicitación: “... puedes estar seguro de que tu ejemplo dará fruto y que en el futuro los hombres con grandes fortunas estarán dispuestos a utilizarlas para el bien del prójimo
El lector interesado puede consultar a Chernow para informarse del lado oscuro de la vida de Rockefeller, como el monopolio de Standard Oil y su disolución por la justicia; su anti-sindicalismo feroz, causa indirecta de la masacre de Ludlow, Colorado, en 1914, cuando dos mujeres y once niños fueron asfixiados por el humo del incendio de la tienda de campaña en la que estaban escondidos, tragedia ocurrida en medio de un enfrentamiento armado durante una huelga de mineros, los cuales habían sido expulsados de las viviendas de la compañía minera controlada por Rockefeller.

Nuestro objetivo es señalar las lecciones que pueden aprenderse de la filantropía de Rockefeller en relación con la organización de las universidades e investigación españolas. La lección fundamental dada por Rockefeller es muy simple: las universidades y la investigación científica pueden organizarse y funcionar con eficacia poniendo a su frente a individuos idóneos e íntegros, sujetos a controles rigurosos de responsabilidad, pero de otro modo dejándoles una libertad absoluta de acción y de gestión. El genio de Rockefeller fue encontrar a estos individuos, con bastante éxito en la mayoría de los casos. Las actividades e instituciones filantrópicas creadas por Rockefeller han sido un motor preeminente de desarrollo en el siglo XX en todo el mundo.

El alma y el guía director de las obras filantrópicas de Rockefeller fue un pastor baptista, Frederick Gates, contratado a los 35 años para ponerse al frente de un proyecto de construcción de una universidad baptista en Chicago. Rockefeller fue un devoto baptista toda su vida. El método de Rockefeller fue actuar siempre en un segundo plano sin ningún protagonismo, confiando siempre de forma absoluta en el juicio y las recomendaciones de Gates. No es que las aceptara siempre de inmediato, lo típico era que Gates proponía algo y Rockefeller se lo pensaba durante un tiempo, a veces años, antes de abrir la bolsa; al principio, siempre de forma parsimoniosa, pero cuando la actividad proporcionaba resultados claros, el dinero de Rockefeller se liberaba a raudales. Exactamente lo mismo que debe hacer cualquier gobierno. Apoyar a las instituciones que producen resultados y eliminar a las estériles.

La historia de la fundación de la Universidad de Chicago es muy interesante por los problemas y conflictos causados por su primer presidente, William Harper. Este había obtenido su doctorado (PhD) a los 18 años, y cuando fue elegido para crear y dirigir la nueva universidad tenía 36 años y era profesor de estudios bíblicos en un seminario baptista.

La integridad y vocación de Harper para crear una gran institución que durara hasta el fin de los tiempos fueron absolutas. Los conflictos y los problemas surgieron al suponer, como así fue, que Rockefeller, una vez comenzada la empresa, no tenía mas remedio que abrir el talonario y pagar todos los gastos que surgiesen. Harper quiso construir en el tiempo más breve posible una gran universidad que compitiera con las mejores. Ignorando las advertencias de Gates, construía edificios, creaba facultades nuevas y contrataba a los mejores profesores, sin prestar atención al presupuesto, forzando a Rockefeller a cubrir los déficit al final de cada ejercicio. Esto iba exactamente en contra de los principios y filosofía de Rockefeller, el cual quería que la sociedad civil de Chicago se hiciera co-responsable de la financiación de la universidad. La política de hechos consumados de Harper no hizo posible esta opción, ya que la sociedad civil juzgó que la universidad era un proyecto favorito de Rockefeller para satisfacer a su ego. Finalmente en 1897, agotada su paciencia, Rockefeller convocó a la Junta de Gobierno de la universidad y reprobó duramente a Harper. Exigió que en adelante todos los gastos tendrían que ser sometidos a su aprobación previa. La relación padre-hijo que había existido entre Rockefeller y Harper se vio gravemente afectada. Harper siguió al frente de la universidad hasta su muerte de cáncer en 1906, 14 años después de su inauguración.

Rockefeller rindió homenaje a Harper reconociendo que, a pesar de su irresponsabilidad fiscal, en poco más de 10 años había creado una universidad del mismo calibre que Harvard o Yale. Anunció la construcción de una nueva biblioteca en el campus en su memoria, y creó un fondo de $100.000 para proveer a su viuda con una renta vitalicia.

Fue Gates quién reconoció primero la necesidad de que Rockefeller terminase toda relación con la universidad, para que ésta pudiese alcanzar la independencia total y su desarrollo pleno. En 1908 convenció primero al hijo de Rockefeller, John Jr., el cual empezó a tratar el tema con su padre, sugiriéndole una última donación de $10 millones antes de cortar las amarras para siempre. Empleó dos años en convencerlo y en 1910 Rockefeller entregó su última donación de $10 millones, elevando el importe total de sus donaciones a $35 millones, unos $540 millones de 1996. En una carta de despedida a la Junta de Gobierno escribió: “Es mucho mejor que la universidad sea soportada por las contribuciones de muchos y no por las de una sola persona ... Esta gran institución pertenece al pueblo y debe ser controlada, gobernada y financiada por el pueblo.”[4] Entre 1910 y 1932, diversas obras filantrópicas de los Rockefeller donaron $41 millones más. Pero Rockefeller había introducido el concepto de que el benefactor era el fundador, pero no el dueño ni quién ejercía el control. La no injerencia de Rockefeller fue reconocida por la Junta de Gobierno en su reunión de 1910 al declarar: “El Sr. Rockefeller nunca sugirió el nombramiento o el despido de ningún profesor. Cualesquiera que fueran las opiniones expresadas por miembros de la facultad, él nunca manifestó ni su asentimiento ni su desaprobación.”[5]



Gobierno de la universidad. Los estatutos establecen un único órgano de gobierno, la Junta de Gobierno (Board of Trustees) integrada por un máximo de 45 miembros. Esta Junta se perpetúa a si misma en el tiempo. Se reúne cuatro veces al año, y en la última reunión elige a nuevos miembros para llenar las vacantes dejadas por los miembros cuyo mandato ha expirado. El mandato de los miembros de la junta es de cinco años. Las elecciones se han organizado de tal forma que cada año se renueva aproximadamente un quinto de los miembros, para asegurar la continuidad. Se puede ser miembro de la junta por un máximo de 15 años.

La junta está presidida por el chairman, debajo del cual está el presidente de la universidad y el provost (vicepresidente ejecutivo para asuntos académicos), y otros ejecutivos. La autoridad ejecutiva de la Junta de Gobierno es ejercida por el comité ejecutivo, integrado por el chairman, el presidente de la universidad, y por otros 10 miembros, elegidos por mayoría simple por los miembros de la Junta de Gobierno. El Chairman de la Junta de Gobierno es también chairman del comité ejecutivo. Lo sorprendente del gobierno de la universidad es que, en principio, el chairman y el presidente de la universidad son elegidos para un solo año. En la nueva reunión al cabo de un año, la junta puede por supuesto reelegir de nuevo a los mismos miembros del comité ejecutivo (chairman, presidente, etc.). Esto da a la junta la posibilidad de deshacerse fulminantemente de algún miembro del comité ejecutivo por cualquier razón que estime oportuna.

El presidente tiene por otra parte las mismas responsabilidades académicas y de gestión que los de otras universidades. El chairman no es un empleado de la universidad (no cobra) mientras que el presidente, el provost, los vicepresidentes, etc., sí lo son.

David Rockefeller

Nació en Nueva York, un 12 de junio de 1915 en el número 10 de la West Fifty-fourth Street, en una mansion de nueve plantas propiedad de su padre que, por aquel entonces era la residencia privada más grande de la ciudad. Posteriormente, el edificio se convertiría, gracias a la donación de la familia, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Su infancia trascurrió en la gran propiedad familiar de Pocantico, donde los Rockefeller recibían a visitantes honorables, como el Almiral Richard Byrd (cuyas expediciones a la Antártida fueron patrocinadas por su padre) o el conocido aviador Charles Lindbergh.[1]

En 1936 se graduó cum laude en la Universidad de Harvard y posteriormente realizó un año de estudios en la London School of Economics, la cual estaba fuertemente vinculada a la familia a través de su padre y de la fundación Rockefeller. Fue en esta escuela donde conoció por primera vez a John F. Kennedy, aunque ambos habían estudiado en Harvard, e incluso tuvo un breve noviazgo con su hermana Kathleen.[2] En 1940, obtuvo su doctorado en la Universidad de Chicago (creada por la familia en 1889) con una tesis que trataba sobre "Recursos en desuso y desperdicio económico". En ese mismo año, y con el fin de ganar experiencia en la administración central, se convirtió durante dieciocho meses en secretario del alcalde de Nueva York Fiorello La Guardia, puesto casi voluntario, ya que se le pagaba simbólicamente por sus servicios ("un dólar por año").

En 1943 se alistó en el ejército e ingresó en la Officer Candidate School, siendo promocionado a capitán en 1945. Durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió en Francia (hablaba francés con fluidez) y en el Norte de África dentro de la inteligencia militar, estableciendo unidades de inteligencia política y económica, mientras que al mismo tiempo prestaba sus servicios durante siete meses como agregado militar asistente en la Embajada de Estados Unidos de París. Durante este periodo, recurriría a contactos familiares en caso de ayuda, establecería sus propios vínculos y descubriría el alto potencial de la creación de contactos y enlaces
En 1946, David se convirtió en el primer y único banquero de la familia al incorporarse al Chase National Bank (el "Banco Rockefeller"), asociado con la familia por mucho tiempo, y con uno de sus tíos (Winthrop Aldrich, el hermano de su madre, Abby Aldrich) como presidente. Chase National cambió su nombre posteriormente a Chase Manhattan Bank en 1955, y en la actualidad es conocido como JP Morgan Chase & Co. David fue subiendo escalafones jerárquicos, aunque nunca fue contable o hizo préstamos, hasta convertirse en presidente en 1960. Fue presidente y jefe ejecutivo del Chase Manhattan desde 1969 hasta 1980, y presidente hasta 1981. También fue, hasta tan recientemente como 1980, el único gran accionista individual del banco, con el 1,7% de sus acciones.[4]

El Chase fue en un principio un banco de mayoristas, tratando con otras grandes instituciones financieras y con importantes clientes corporativos, como General Electric (que se había convertido en un arrendatario crucial del Rockefeller Center, al alquilar parte de su espacio). También se suele asociar al banco con la industria petrolífera, a la que ha financiado, debido a las conexiones de los directivos con las compañías surgidas de Standard Oil, y especialmente con Exxon Mobil. No fue hasta la fusión de 1955 cuando el banco decidió girar hacia la banca de consumo.

En 1960, bajo la dirección de David Rockefeller, se construyó la nueva sede central del banco, situada en el centro de Manhattan, en la calle Liberty, justo en frente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Con 60 pisos, fue en ese momento el edificio bancario más grande del mundo y contaba con cinco pisos subterraneos, la cámara acorazada más grande a nivel mundial por aquel entonces.

El principal competidor del Chase Bank, tanto entonces como ahora, era el National City Bank de Nueva York, conocido actualmente como Citibank, división del holding Citigroup. Irónicamente, National City tenía una larga relación con la familia Rockefeller a través de James Stillman de Standard Oil y el tío-abuelo de David William Rockefeller. Cuando sus hijos contrajeron matrimonio entre ellos, se convirtieron en los Stillman Rockefeller, y James Stillman Rockefeller asumía la presidencia del National City (principios de 1959) al mismo tiempo que David se convertía en presidente del Chase en 1960.

En 1960, juntamente con otros empresarios, formaron el Chase International Advisory Committee (Comité Asesor Internacional), que en 2005 contaba con 28 empresarios respetados de 19 naciones de todo el mundo, muchos de los cuales eran amigos del propio David. Fue presidente de este comité hasta 1999, año en que dejó el puesto. Tras la fusión con J.P. Morgan, este comité tomó el nombre de International Council, y algunos de sus miembros más destacados son Kissinger, Riley P. Bechtel, Andre Desmarais y George Shultz, el actual presidente.

Bajo su mandato, el Chase se expandió internacionalmente y se convirtió en un pilar central en el sistema financiero mundial, siendo el banco principal de las Naciones Unidas. Cuenta con una red de aproximadamente 50.000 sucursales, la mayor comparada con el resto de bancos a nivel mundial. Uno de los logros más notables fue el establecimiento en 1973 de la primera sucursal de una entidad bancaria americana en el número uno de la Plaza de Karl Marx, cerca del Kremlin, en la entonces todavía Unión Soviética. Durante este año, Rockefeller también visitó China, y debido a este viaje, el Chase se convirtió en la primera sucursal del National Bank of China en Estados Unidos.

El banco también tenía una fuerte conexión con el Banco Mundial, ya que tres de sus presidentes ((John J. McCloy, Eugene Black y George Woods) trabajaron en el Chase anteriormente. Un cuarto presidente (James D. Wolfensohn) también está altamente asociado con Rockefeller por su puesto como director en la Rockefeller Foundation, entre otras instituciones también creadas por la familia.[5]

En el Chase también trabajo Paul Volcker antes de convertirse en el presidente de la Reserva Federal. Volcker tuvo una larga relación con Rockefeller, que le llevó a convertirse, tras abandonar su cargo en la Reserva, en miembro del comité fiduciario del Rockefeller Group, Inc., el gran holding dirigido por la familia.[6]

biografia de Nelson Rockefeller

Nacido en Bar Harbor, Maine, en el seno de una de las familias más ricas y conocidas del país. Dedicada a los negocios y la política. Nieto por línea paterna de John Davison Rockefeller, fundador de Standard Oil y considerado el hombre más rico del mundo en su época, y nieto por línea materna del senador Nelson Wilmarth Aldrich. De la compañía Standard Oil descenderían más tarde compañías como ExxonMobil o Chevron Corporation.

Tanto él como sus hermanos fueron criados para continuar la tradición familiar y hacer carrera en el mundo de los negocios o la política. Su hermano mayor, John, dedicaría su vida a la filantropía. Su hermano Winthrop se trasladaría a vivir a Arkansas, donde se convertiría en el primer gobernador republicano desde la Reconstrucción. David Rockefeller, sería presidente del Chase Manhattan Bank y uno de los referentes de la vida social y económica americana del último siglo. Laurence, otro de los hermanos, se casaría con la heredera del antiguo presidente de Northern Pacific Railway. Nelson se decidiría por la política.

Su sobrino Jay Rockefeller, hijo de John, es actualmente senador del Partido Demócrata por West Virginia. Ampliando así la influencia del clan más allá de un único partido. También otro de sus sobrinos, Winthrop Rockefeller Jr., fue candidato republicano fallido a la gobernación de Arkansas en las elecciones de 2006.

Su hijo, Michael Clark Rockefeller, desapareció durante una expedición en la región Asmat al sud-oeste de Nueva Guinea.

la formacion de chase national bank y del j.p morgan chase

Washington Mutual (o WaMu; NYSE: WM) fue la asociación de caja de ahorros más grande de los Estados Unidos.[2] A pesar de su nombre, no era una cooperativa de ahorro y crédito, ya que dejó de ser una mutualidad en 1983. Se negociaba públicamente en la Bolsa de Nueva York. Fue adquirida por J.P. Morgan el 26 de septiembre de 2008.[3]

Las actividades principales de Washington Mutual eran el de proveer servicios financieros a los consumidores y pequeños negocios como cuenta de transacciones, prestamos hipotecarios, préstamo de consumo, banca de negocios, préstamos de negocios, servicios de seguros, servicios de tarjetas de créditos, bienes raíces comerciales hipotecarios y servicios de inversiones al consumidor.

Washington Mutual es el unico banco principal que sobrevive en Seattle después de que las fusiones de varios bancos en los años 1980 y 1990 terminaran en la independencia del Rainier Bank, Seafirst Bank, y Peoples National Bank, entre otros.

Al 30 de junio de 2006 Washington Mutual operaba más de 2,600 bancas minoristas, préstamos hipotecarios, banca comercial, servicios financieros y de oficinas. El 25 de septiembre de 2008, la Oficina de Supervisión de Instituciones de ahorro (OTS) anunció que iba a incautar WaMu y que vendería los depósitos y filiales a JPMorgan Chase.[4] Washington Mutual es el mayor hundimiento de un banco en la historia de EE.UU, el Gobierno, en lo que suponía la mayor intervención de un banco hasta ahora, se vio obligado a tomar el control de la entidad, que atesoraba 307.000 millones de dólares en activos, y acordar una venta de urgencia a JP Morgan.
Compra por J.P. Morgan [editar]El 17 de septiembre de 2008 se anunció que Washington Mutual estaba siendo puesto en subasta por Goldman Sachs.[6] No obstante, el 26 de septiembre J.P. Morgan acordó comprar la firma por 1.900 millones de dólares: en total 2.300 oficinas y depósitos por importe de 143.000 millones de dólares.[3]

Actualmente los accionistas de Washington Mutual se encuentran inmersos en una batalla judicial contra JP Morgan Chase y la FDIC, debido a lo que consideran una adquisición injusta e ilícita de Washington Mutual. La juez Mary F. Walrath encargada del caso, aprobó el pasado día 29 de enero de 2010 la formación de un EC (Equity Committee) para la defensa de los accionistas y facilitar un acuerdo entre las partes. El proceso promete ser largo, a la vez que interesante.

la historia de standard oil company

Standard Oil Company (1870–1911) fue la mayor compañía de su tiempo, produciendo, transportando y refinando petróleo[1].

Standard Oil comenzó en Ohio, en una sociedad formada por John Davison Rockefeller, su hermano, William Rockefeller, Henry Flagler, el químico Samuel Andrews y el silencioso Stephen V. Harkness.

La Standard Oil se benefició de economías de escala y se transformó en la mayor empresa de petróleo del mundo. Numerosos concurrentes fueron absorbidos, la producción aumentó y los precios se hicieron competitivos. Inicialmente el petróleo era transportado en los trens del magnate Cornelius Vanderbilt, que detenía las acciones de la mayor empresa ferroviaria de los Y.U.A. Más tarde fueron construidos los primeros oleoductos. La industria del petróleo florece y la Standard Oil se hace la líder de este nuevo mercado, haciéndose un monopolio.

En el inicio de la década de 1880, la Standard Oil y sus dependientes controla cerca de 90% de las refinerías americanas, hoy sus sucesoras detienen del 86,9% de los pozos de petróleo.

Este monopolio duró algunas décadas, hasta que en 1911 el tribunal supremo de los Estados Unidos decidió por el desmantelamento del monopolio y ordenar la creación de 34 nuevas empresas más pequeñas, de las cuales emergieron la Exxon, Chevron, Atlantic, Mobil y la Amoco pero continuando en el control de las Empresas Rockefeller.

biografia de John D. Rockefeller

John Davison Rockefeller, Sr. (8 de julio de 1839 – 23 de mayo de 1937) fue un empresario Industrial estadounidense con una participación importante en la industria petrolera. Fundador de la Standard Oil, hoy en día conocida como la ExxonMobil, la más grande de sus descendientes. En un período de más de cuarenta años, Rockefeller consolidó a la Standard Oil como la compañía petrolera más grande del mundo. La mayoría lo considera el hombre más rico de la historia.[1] Sus logros empresariales fueron controvertidos. Acusado de prácticas monopolistas, fue denunciado por periodistas e investigadores. Se asocia a la familia Rockefeller con la planificación de la primera y segunda guerras mundiales, con la supuesta finalidad de obtener beneficios económicos con la venta de armas y suministros a los países beligerantes.
Vida temprana [editar]John Davison Rockefeller (1839-1937) fue un industrial estadounidense, nacido en Richford (Nueva York), el 8 de julio de 1839; estudió en varios colegios públicos de Cleveland (Ohio). A los 16 años era bibliotecario en Cleveland.

En 1862 se asoció con Samuel Andrews, inventor de un revolucionario proceso para refinar petróleo en crudo. Tras una rápida expansión, la empresa fue absorbida en 1870 por la Standard Oil Company, creada por Rockefeller, su hermano William y varias personas más.

A principios de 1872, Rockefeller ayudó a crear la South Improvement Company, una asociación que englobaba a los principales refinadores de petróleo de Cleveland, llegando a acuerdos con las empresas ferroviarias para obtener importantes descuentos para los miembros de la asociación. Este acuerdo fue anulado de modo legal tres meses más tarde, ante las protestas de la gente, pero para entonces casi todos los competidores de Rockefeller se habían visto obligados a vender o a asociarse con él. En 1878 Rockefeller controlaba el 90% de las refinerías de petróleo de Estados Unidos y poco después ejercía un monopolio de los canales de distribución.

En 1882 Rockefeller creó la Standard Oil Trust, que fue el primer monopolio del mundo, declarado ilegal y obligado a disolverse por el Tribunal Superior de Justicia de Ohio en 1892 pero que, de hecho, no se disolvió hasta 1899. Ese año, Rockefeller estableció la Standard Oil Company en Nueva Jersey, siendo su presidente hasta su jubilación en 1911. Este mismo año la empresa se dividió en varias corporaciones por orden del Tribunal Superior de Justicia de Estados Unidos.

Se estima que la fortuna personal de Rockefeller llegó a alcanzar los 138.000 millones de dólares. Sus aportaciones filantrópicas alcanzaron los 550 millones. De éstos, el 80% fue a parar a cuatro organizaciones caritativas creadas por Rockefeller: la Fundación Rockefeller, la General Education Board, el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica (hoy Universidad Rockefeller) y la Laura Spelman Rockefeller Memorial, creada en 1918 y absorbida por la Fundación Rockefeller en 1929. Rockefeller murió el 23 de mayo de 1937 en Ormond Beach, en Florida.

Algunos detalles: Rockefeller fue descendiente de inmigrantes judío-alemanes llegados a Estados Unidos en 1733. Durante sus modestos inicios como contable de la firma Hewit and Tuttle, el joven John Davison emprendió la redacción de una suerte de diario económico al que tituló "Libro Mayor A". Aquel curioso registro, que todavía se conserva actualmente, y las anotaciones contenidas en su libro autobiográfico "Random Reminiscences", ofrecen un esbozo magistral de su personalidad, en la que se combinaban, a partes iguales y en una suerte de simbiosis perfecta, la austera cicatería del buhonero y la ambición ilimitada del empresario predador.

A los 53 años de edad, su salud comenzó a empeorar. Con varias enfermedades digestivas, perdió el cabello, adelgazó y se le hundieron los hombros. Con su espalda encorvada llegó a tener la apariencia de un hombre mucho mayor de lo que en realidad era. Apenas si podía mantenerse en pie. Con sus recursos económicos buscó tratamientos costosos pero su salud no mejoró. Fue entonces cuando empezó a bajar su ritmo de trabajo, a descansar mas y a alimentarse bien, su salud fue mejorando y logro vivir hasta los 98 años de edad.

sábado, 20 de marzo de 2010

LA REVOLUCION FRANCESA

La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras numerosas naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema denominado del Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida que le derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.
En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante; el surgimiento de una clase burguesa que nació siglos atrás y que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político; el descontento de las clases populares; la expansión de las nuevas ideas liberales; la crisis económica que imperó en Francia tras las malas cosechas y los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la independencia de Estados Unidos. Ésta intervención militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en la Guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.
Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas por Voltaire, Rousseau o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen y ayudaron a su desplome.

Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del estado fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero, no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado simultáneo a un descenso de la producción agraria de terratenientes y los campesinos, lo que produjo una grave escasez de alimentos en los meses precedentes a la Revolución. Las tensiones, tanto sociales como políticas, mucho tiempo contenidas, se desataron en una gran crisis económica a consecuencia de los dos hechos puntuales señalados: la colaboración interesada de Francia con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y el aumento de los precios agrícolas.

El conjunto de la población mostraba un resentimiento generalizado dirigido hacia los privilegios de los nobles y el dominio de la vida pública por parte de una ambiciosa clase profesional, para quien el ejemplo del proceso revolucionario estadounidense abrió los horizontes de cambio político.

LA INDEPENDENCIA DE LAS 13 COLONIAS DE INGLATERRA

Las Trece Colonias es el nombre que se ha dado históricamente a las posesiones coloniales de Gran Bretaña en la costa atlántica de América del Norte comprendida entre Nueva Escocia y Florida, y que a fines del siglo XVIII se unificaron bajo un gobierno independiente para crear los actuales Estados Unidos.

Gran Bretaña había establecido colonias en América del Norte desde 1607, cuando se fundó la primera población permanente de colonos británicos en Jamestown, Virginia. A lo largo del siglo XVII aumentó la población de este asentamiento y se fundaron muchas otras colonias de origen británico, usualmente dotadas de una gran autonomía en sus asuntos internos, pero sujetas al dominio de Gran Bretaña.

Un rasgo importante de estas colonias era que su población de origen europeo era bastante heterogénea, pues a los iniciales inmigrantes ingleses se unieron después escoceses, irlandeses, alemanes, flamencos y hugonotes franceses. A mediados del siglo XVII Suecia y los Países Bajos también habían fundado pequeñas colonias en la costa norteamericana, pero cuando Inglaterra conquistó tales asentamientos su población también fue absorbida por las Trece Colonias, aumentando la diversidad en la población. La religión era también otro factor de gran diferenciación, pues en estas colonias se asentaron diversas denominaciones religiosas de Inglaterra que eran perseguidas o discriminadas en su tierra natal, como los cuáqueros o católicos, con el fin de continuar sus creencias lejos del control de la Corona británica. En el siglo XVIII estos asentamientos se habían extendido a lo largo de la costa hasta las cercanías de los Montes Apalaches.

En los años 1770 ya habían surgido varios centros urbanos pequeños pero en proceso de expansión, y cada uno de ellos contaba con periódicos, tiendas, comerciantes y artesanos. Filadelfia, con 28.000 habitantes, era la ciudad más grande, seguida por Nueva York, Boston, y Charleston. A diferencia de la mayor parte de las demás naciones, Estados Unidos jamás tuvo una aristocracia feudal de tipo europeo. En la era colonial la tierra era abundante y la mano de obra escasa, y todo hombre libre tenía la oportunidad de alcanzar, si no la prosperidad, al menos la independencia económica.
Todas las colonias compartían la tradición del gobierno representativo. El monarca inglés nombraba a muchos de los gobernadores coloniales, pero todos ellos debían gobernar conjuntamente con una asamblea elegida. El voto estaba restringido a los terratenientes varones blancos, pero la mayoría de los hombres blancos tenían propiedades suficientes para votar. Además Inglaterra no podía ejercer un control directo sobre sus colonias estadounidenses. Londres estaba demasiado lejos, y los colonos tenían un espíritu muy independiente, además que los mismos estatutos de fundación de cada colonia la Corona inglesa reconocía la autonomía interna de los colonos. Finalmente, la ausencia de grandes riquezas minerales en las colonias (minas de oro y plata) desalentaba una intervención directa de Gran Bretaña en el gobierno las Trece Colonias.

miércoles, 17 de marzo de 2010

LA REVOLUCION INDUSTRIAL.

Revolución Industrial

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La Revolución Industrial es un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Inglaterra en primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la humanidad, desde el Neolítico.

La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su producción.

Así es que en la revolución industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra calificada, y de este modo bajar costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo.

El comercio internacional
Economía industrial
Sin embargo, y a pesar de todos los factores anteriores, la Revolución industrial no hubiese podido prosperar sin el concurso y el desarrollo de los transportes, que llevarán las mercancías producidas en la fábrica hasta los mercados donde se consumían.

Estos nuevos transportes se hacen necesarios no sólo en el comercio interior, sino también en el comercio internacional, ya que en esta época se crean los grandes mercados nacionales e internacionales, en los que las mercancías pueden viajar libremente por el país sin necesidad de pagar aduanas. El comercio internacional se liberaliza, sobre todo tras el Tratado de Utrecht (1713) que liberaliza las relaciones comerciales de Inglaterra, y otros países europeos, con la América española. Se termina con las compañías privilegiadas y con el proteccionismo económico; y se aboga por una política imperialista y la eliminación de los privilegios gremiales. Además, se desamortizan las tierras eclesiásticas, señoriales y comunales, para poner en el mercado nuevas tierras y crear un nuevo concepto de propiedad. La Revolución industrial generó también un ensanchamiento de los mercados extranjeros y una nueva división internacional del trabajo (DIT). Los nuevos mercados se conquistaron mediante el abaratamiento de los productos hechos con la máquina, por los nuevos sistemas de transporte y la apertura de vías de comunicación, así como también, mediante una política expansionista.

El Reino Unido fue el primero que llevó a cabo toda una serie de transformaciones que la colocaron a la cabeza de todos los países del mundo. Los cambios en la agricultura, en la población, en los transportes, en la tecnología y en las industrias, favorecieron un desarrollo industrial. La industria textil algodonera fue el sector líder de la industrialización y la base de la acumulación de capital que abrirá paso, en una segunda fase, a la siderurgia y al ferrocarril.

A mediados del siglo XVIII, la industria británica tenía sólidas bases y con una doble expansión: las industrias de bienes de producción y de bienes de consumo. Incluso se estimuló el crecimiento de la minería del carbón y de la siderurgia con la construcción del ferrocarril. Así, en Gran Bretaña se desarrolló de pleno el capitalismo industrial, lo que explica su supremacía industrial hasta 1870 aproximadamente, como también financiera y comercial desde mediados de siglo XVIII hasta la Primera Guerra Mundial (1914). En el resto de Europa y en otras regiones como América del Norte o Japón, la industrialización fue muy posterior y siguió pautas diferentes a la británica.

Unos países tuvieron la industrialización entre 1850 y 1914: Francia, Alemania y Bélgica. En 1850 apenas existe la fábrica moderna en Europa continental, sólo en Bélgica hay un proceso de revolución seguido al del Reino Unido. En la segunda mitad del siglo XIX se fortalece en Turingia y Sajonia la industrialización de Alemania.

Otros países siguieron un modelo de industrialización diferente y muy tardía: Italia, Imperio austrohúngaro, España o Rusia. La industrialización de éstos se inició tímidamente en las últimas décadas del siglo XIX, para terminar mucho después de 1914.

domingo, 28 de febrero de 2010

LA ILUSTRACION.

La Ilustración fue un movimiento cultural europeo que se desarrolló –especialmente en Francia e Inglaterra– desde principios del siglo XVIII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces.

Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época. La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará Neoclasicismo
La Ilustración (Lumiéres, en francés; Enlightenment, en inglés; Illuminismo, en italiano; Aufklärung, en Alemán), en frase de uno de sus más importantes representantes, D'Alembert, «lo discutió, analizó y agitó todo, desde las ciencias profanas a los fundamentos de la revelación, desde la metafísica a las materias del gusto, desde la música hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los teólogos hasta los objetos del comercio, desde los derechos de los príncipes a los de los pueblos, desde la ley natural hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en una palabra, desde las cuestiones que más nos atañen a las que nos interesan más débilmente». Esto mismo nos indica que, más que el contenido mismo de sus doctrinas, lo original del movimiento fue la forma de pensamiento.

En efecto, la Ilustración no es más que «una etapa histórica de la evolución global del pensamiento burgués» (L. Goldmann), que, como tal, inserta su filiación doctrinal en el Renacimiento y, especialmente, en las corrientes racionalistas y empiristas del s. XVII (de Descartes, a Locke, pasando por Bacon, Bayle, Galileo, Grotius, Hobbes, Leibniz, Newton, Spinoza, o los libertinos), y basa su posibilidad sociológica de desarrollo en las revoluciones políticas neerlandesa e inglesa, en el empuje de la burguesía y en las transformaciones económicas en gestación, apoyadas en una coyuntura en alza, que desembocarán en la revolución industrial.
La Ilustración (Lumiéres, en francés; Enlightenment, en inglés; Illuminismo, en italiano; Aufklärung, en Alemán), en frase de uno de sus más importantes representantes, D'Alembert, «lo discutió, analizó y agitó todo, desde las ciencias profanas a los fundamentos de la revelación, desde la metafísica a las materias del gusto, desde la música hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los teólogos hasta los objetos del comercio, desde los derechos de los príncipes a los de los pueblos, desde la ley natural hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en una palabra, desde las cuestiones que más nos atañen a las que nos interesan más débilmente». Esto mismo nos indica que, más que el contenido mismo de sus doctrinas, lo original del movimiento fue la forma de pensamiento.

En efecto, la Ilustración no es más que «una etapa histórica de la evolución global del pensamiento burgués» (L. Goldmann), que, como tal, inserta su filiación doctrinal en el Renacimiento y, especialmente, en las corrientes racionalistas y empiristas del s. XVII (de Descartes, a Locke, pasando por Bacon, Bayle, Galileo, Grotius, Hobbes, Leibniz, Newton, Spinoza, o los libertinos), y basa su posibilidad sociológica de desarrollo en las revoluciones políticas neerlandesa e inglesa, en el empuje de la burguesía y en las transformaciones económicas en gestación, apoyadas en una coyuntura en alza, que desembocarán en la revolución industrial.